martes, 31 de mayo de 2011

Contra el marco, contra la vitrina, contra el escaparate

Se quejaba en una reciente entrevista en Babelia, Richard Serra de la persistencia del marco, el pedestal, ahora vitrina, en la escultura. El marco separa, distancia: crea un espacio en el que el espectador ya no está o está como observador distante. Velázquez trató en Las Meninas, como muchos otros autores del Barroco, de superar el marco e integrar al espectador al mismo espacio pictórico. Richard Serra ha dedicado toda su obra a ello. La entrevista, dirigida más por el potente discurso de Serra que por la perspicacia del periodista, llevaba una y otra vez a cuestionar cuál es el espacio del arte, el espacio de la obra. Y leyéndola, claro: pensé en Sol, cómo no, en cómo Sol está contribuyendo a subvertir no solamente los espacios políticos, sino también y sobre todo los espacios estéticos.

Sol te obliga a pasear bajo las carpas, a entrar en contacto físico y visual con los manifestantes, a vivir en medio de ese medio que las mentes policíacas sienten como basura, pero en realidad es un medio híbrido en donde resuenan sonidos que nacieron en el comienzo de los tiempos. Por eso, de pronto, me encuentro en que hay una secreta comunión entre Serra, Patricia Piccinini, los simbiontes de Sol y las transformaciones irreversibles de los nuevos espacios públicos que ya no podrán ser dependientes de la actitud pasiva del pedestal (los pedestales de Sol), de las vitrinas, de los escaparates. Redistribución, también, de la experiencia.
Se ha subvertido la palabra (otro día dejaré algunos de los mensajes), pero se ha excavado sobre todo en los estratos más profundos de los espacios públicos, allí donde los objetos y las gentes crean lugares y perspectivas nuevas, trayectorias que son al tiempo emocionales, reflexivas y sensoriales. Entramos en una nueva fase de espacios simbiontes donde seres, ideas, cartones, plásticos y reivindicaciones se mezclan en una nueva forma híbrida de espacio público.

Cuando los comerciantes y sus vitrinas logren expulsar a los acampados sentiremos la nostalgia de las heterotopías y heterocronías de Sol. Sentiremos la nostalgia de los espacios públicos sin pedestales, sin escaparates, sin vitrinas, sin marcos.









5 comentarios:

  1. ¡Ah, la chinche, ese simbioente!

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  2. Se escribe simbionte, y los simbiontes no son lo mismo que los parásitos.

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  3. ¿Y qué piensa el profesor Broncano de Derek Parfit?

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  4. ¿Derek Parfit? Estoy comenzando a leer los dos infinitos tomos de sus esperadas colecciones de trabajos, que me acaban de llegar junto con algún otro volumen de comentarios a ellos. Por un tiempo me había descolgado de él y no tenía las versiones que circulaban por la red. Pero puedo decir mucho, claro. Sobre todo en lo que respecta a la teoría de la identidad. Pero no sé si esto tiene que ver con el post.

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  5. Por cierto, se me había olvidado decir en el comentario al primer anónimo, aunque se infería, que los parásitos no son los manifestantes de Sol sino muchos otros, chinches y garrapatas de nuestra sangre, aunque, claro, si los ve uno visten bien y conducen o son conducidos en grandes autos.

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