viernes, 16 de marzo de 2012

Neurociencia de la singularidad

El número de marzo de Scientific American, que será publicado en la versión española (Investigación y ciencia) ofrece un sorprendente trabajo sobre la génesis (ontogénesis y filogénesis) del cerebro humano. Dos neurocientíficos californianos, F.H. Gage y A. R. Muotri, se plantean qué es lo que hace único al cerebro de cada persona. Incluso dos gemelos univitelinos manifiestan en su desarrollo personal notorias diferencias. Hasta ahora, este fenómeno había apoyado a los partidarios de la influencia del medio, en particular de la experiencia en un medio cultural como una fuerza de tanta o mayor importancia que la herencia genética. El debate entre naturaleza-cultura ha sido una de las controversias más enrevesadas de la ciencia y el pensamiento contemporáneos. Gage y Muotri, sin embargo, aportan la importancia de un tercer factor: los genes saltadores L1. Son genes que reproducen parte del genoma en otras células, en esta caso neuronas, introduciendo una variedad en ellas que no se debe ni a la cultura ni a la herencia genética. El cerebro sorprende transformándose a sí mismo por causas endógenas que no pueden ser atribuidas a ninguna otra función externa, salvo, quizá, la importancia que puede tener la variabilidad como defensa ante probables o posibles desafíos del medio. Cada cerebro es distinto porque ha creado su propia senda no programada ni en la genética ni en la cultura. En el viejo debate entre Piaget y Chomsky que inaugura la psicología cognitiva contemporánea, Piaget se convirtió en líder de la formación cultural del cerebro y la mente en la interacción práctica con el medio. Chomsky defendió la singularidad e inaccesibilidad de las grandes estructuras cognitivas como la gran defensa contra los posibles milnovecientosochentaycuatros, es decir, contra los intentos de dominio total sobre la mente desde el poder. Ahora sabemos que la singularidad del cerebro se apoya en elementos de sorpresa que nos convierten en seres indeterminados por ninguna razón, por suerte, por fortuna.
El indeterminismo ha sido siempre el mal bicho de las pesadillas humanas. Religiones, ciencia y filosofía se han conjurado desde el inicio de la cultura para hacernos creer que nuestras vidas ya están escritas. Que no esté escrita nuestra identidad ni en los genes ni tampoco en la cultura me parece una de las ideas más sorprendentes, novedosas, no escritas en los programas culturales, de la ciencia contemporánea. Nos hace pensar que nos sorprendemos a nosotros mismos.

5 comentarios:

  1. Estimado Fernando:

    Fui alumno tuyo en Salamanca en el curso de Historia de la Ciencia. Aún recuerdo alguna de tus clases, en las que aprendí muchas cosas.

    Creo que las ciencias humanas hoy en día tienen mucho trabajo aún para derribar los determinismos filosóficos heredados del pasado que aún persisten, y creo que no se puede hacer de otro modo sino constantado y descubriendo las determinaciones de nuestra naturaleza. Pues si una ciencia es tal, es debido a que en su corpus de conocimiento es capaz de cubrir una serie de leyes naturales que precisamente determinan la naturaleza. Lo que no es lo mismo que añadir determinismos morales o finales a la naturaleza.

    La tarea de las ciencias humanas es pues descubrir una naturaleza autónoma determinada por sus propias leyes, frente a una naturaleza dominada por ideas metafísicas externas a ella misma y provenientes del ser humano que refleja en ella un voluntarismo que no existe en la naturaleza.

    Esta tarea es una de las que trato de llevar a cabo en la página web que apenas hace unos días he puesto en marcha. Con tu permiso aprovecho este post para invitarte a tí y a tus lectores a visitirla. La web es la siguiente: www.eldesarrollohumano.com

    Gracias,

    Un saludo

    Jose Manuel González

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  2. ¡Qué bueno¡,aunque imagino que científicos deterministas intentarán descubrir algún indicio de regularidad en el comportamiento de los genes saltadores L1, vamos, a ver si es posible construir una ley que, aun en términos de probabilidad, pueda vaticinar el tipo de variabilidad futura. Aunque claro, la idea más relevante de todo esto, a mi modo de ver, es que la identidad no está escrita, vamos, que los científicos hasta ahora han perseguido un fantasma.

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  3. Está interesante el panorama, ¿verdad?
    Vamos a seguirlo con mucho interés.
    Es como tener un mecanismo aleatorio en el núcleo de lo que creíamos más determinado.

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  4. De todas formas hasta donde yo alcanzo a comprender lo que la neurociencia nos esta indicando es que cada cerebro es singular. Que no hay dos cerebros iguales. Algo que por otra parte coincide con nuestro sentido común de que no hay dos individuos iguales.

    Pero acerca del debate entre determinismo y libre albedrío la neurociencia dificilmente puede defender la posición del libre albedrío. Esto no significa necesariaamente que el futuro está escrito sino que no exsite un homunculo cartesiano al mando de las operaciones. La neurociencia normalmente esta comprometida al determinismo pero evidenmente un determismo que no tiene nada que ver con el las religiones, mileniaristas y demás iluminados nos cuentan.

    Saludos desde Edimburgo.

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  5. De acuerdo. El problema del libre albedrío es diferente. Y también si el determinismo es una estructura física de base. Pero aún así la singularidad y la apertura del desarrollo del cerebro es algo muy importante desde el punto de vista científico y, en general, humano.

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