domingo, 17 de enero de 2016

El uso y valor político del gesto



Cuando escribo esta entrada ya está bajando el nivel de ruido mediático sobre la irrupción de Podemos en el Congreso de los Diputados con las inusitadas apariencias, bullas y acciones de sus diputadas y diputados. Un inteligente y emotivamente redactado artículo de Íñigo Errejón, titulado Desprecio plebeyo en El País de hoy, elabora políticamente la controversia que ha recorrido los medios y redes sociales acerca de la superficialidad o, por el contrario, necesidad política de los gestos de los nuevos representantes. Cita Errejón oportunamente la expresión de "la parte de los sin parte" de Jacques Rancière para dar cuenta de esta invasión de extrañas envolturas alegres e irónicas en el espacio de seriedades y gestos de distinción de la política tradicional.

Pensaba desde ayer escribir algún apunte sobre la acción estética en política cuando, digo, me encontré esta mañana con este artículo así como con la sorpresa de hallar en Wikipedia una magnífica entrada sobre La estetización de la política que resulta ser un más que recomendable ensayo que discute la afamada expresión de Benjamin en La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica de que el fascismo es la estetización de la política. Insisto en el valor de este texto porque denota haber sido escrito por una sola persona con profundos conocimientos del tema y una perspicacia política que honra el cada vez más patente valor de Wikipedia como signo visible de nuestro tiempo (cada época tiene la enciclopedia que es capaz de escribir).

Como es bien conocido por quienes son aficionados a la obra de Benjamin, y en particular al seminal ensayo que tan central es en las estéticas de lo contemporáneo, la posibilidad de reproducir técnicamente una obra permite que el arte se aleje de lo ritual y pase a "fundamentarse en otra praxis, a saber: en la política".  Benjamin repara en dos cualidades que tiene la nueva obra de arte, la fotografía y el cine: la primera es la posibilidad de mejora mediante la repetición de la toma y el montaje; la segunda (Benjamin habla del cine) el alejamiento del actor respecto al público al actuar frente a la cámara, que tiene como resultado, avisa, la conversión del público en masa y del actor en personaje de culto, en estrella. El resultado es también que el actor no se representa ya sino a sí mismo. Y todo esto viene a cuento --nos informa Benjamin-- porque "la crisis de las democracias se puede comprender como una crisis de las condiciones de exposición del hombre político" (...)"el parlamento viene a ser su público (...). Los parlamentos se despueblan al tiempo que los teatros. Radio y cine no sólo modifican la función del actor profesional, sino igualmente la función del que se presenta a sí mismo frente a ellos, como lo hace el político". La conversión del político en actor, pues, sería una de las enfermedades mortales de las democracias modernas. Se concluiría por ello en que el gesto dedicado "a la galería", "a las cámaras", "a las masas", serían degradaciones de la política y las palabras de Benjamin darían la razón a las mentes bienpensantes y bienformadas que desde los medios han criticado a los gestos populacheros de la gente de Podemos.

Tanto el artículo de Errejón como la entrada de Wikipedia responden con matices centrales al uso "patricio" y aristocrático de la en apariencia política de gestos que significaron las imágenes de nuevas estampas y cataduras en el teatro de la seriedad política. Citan ambos textos con oportunidad y precisión la respuesta que da Rancière a Benjamin en La partición de lo sensible, donde el espacio político se convierte también en un espacio de sensibilidades comunes, de posibilidades de tener parte, de ser visto o escuchado, por lo que ciertos gestos serían transformaciones políticamente articuladas en nuevos repartos de lo sensible. Lo plebeyo, lo abyecto (es decir, lo que se arroja fuera), lo obsceno (lo que está fuera de escena) habría irrumpido, según este contrargumento, en un espacio hegemónico de visibilidades permitiendo ver lo que no había sido visto antes, lo que no podría verse en el Parlamento por más que fuera visto ilimitadamente en la calle. Habrían sido gestos que materializarían la persistente queja de "es que no se enteran" dedicada a la casta política y mediática que dirige el país y El País.

Mas donde, desde mi modesto punto de vista, encontramos claves esenciales para pensar el lugar del gesto en política es en una obra central para estudiar la cultura material de los espacios políticos contemporáneos: Ojos y Capital, de Remedios Zafra. Una obra que exige varias lecturas y múltiples discusiones para descubrir los matices de los usos y valores de la imagen en la acción política.



Parte del libro está dedicada a la fenomenología de la pantalla, de las mil pantallas que nos rodean, que alejan y acercan, que muestran y esconden, que transforman los deseos, como ese lamer las imágenes porque los cuerpos no pueden ser lamidos. Considera Remedios Zafra que hay una lógica de mercado que transforma la estética en estadística cuando son los pies de las imágenes los que transforman mediante la cuantificación de los likes el valor de uso en valor de cambio de las imágenes. Pero en la segunda mitad del libro, en una inteligente mirada antropológica a la nueva cultura material de la pantalla empleando la idea de don de Mauss, reconsidera el nuevo escenario bajo una mirada audaz sobre la transformación que implica:

"Así, tras los recientes (y aún muy vivos) cambios sociales y económicos derivados de la crisis mundial cabría preguntarse si la nueva solidareidad emanada de la precariedad y la injusticia social, no está gestando "otro tipo de vínculo", aún indefinido pero más fuerte. Es decir, si la realidad no pudiera vengarse ahora de la hegemonía estetizadora favorecida por el capitalismo pero tambien por las redes (en tanto mediadoras de materialidad interfaceada), transformándola en potencia política de un nuevo "nosotros" o algo que se le parece. La impresión es que seguirían siendo espacios no definidos por un sentido de adscripción y pertenencia a una colectividad sino por la "co-presencia" en un espacio compartido; de manera que quizá debiéramos hablar en lugar de movimientos sociales, de una suerte de transformación de "lo social" tan plural como fluida, y que podría ayudarnos a valorar la novedad de las recientes movilizaciones colectivas con las redes sociales como escenario preferente y con la crisis económica como mecha" ( 128-29) 
"Mirad", nos estarían diciendo ciertos gestos: sabemos que esto es un espectáculo, que el Parlamento está ya vacío, que no es sino un escenario de visibilidades. Pero también aquí las acciones sobre la imagen son acciones sobre el mundo. Si hasta ahora no os habíais enterado, ahora habrían penetrado en escena los cuerpos precarios y los gestos afectivos que habitan la calle. Porque la gente llora, y ríe, y pasea a sus hijos y usa sus camisetas como expresión de identidad, y esa multitud de visibilidades estaba confinada en vuestro mundo a una economía austera de corbatas, chaquetillas y perfumes de marca y mercadillos de conchabeo.

¿Son los nuevos actores de la política "actores" en el sentido que denunciaba Benjamin? En cierto modo sí, son actores que re-presentan la imagen cotidiana allí donde no era aún común la imagen que sí lo era en la plaza pública. La nueva estadística-estética que ha recorrido los medios y redes mediante likes o troleos ha escenificado un nuevo desacuerdo en el que ya está situado el escenario de la democracia: la batalla por la imagen, la tensión por el "no nos re-presentan", no nos dejan ser vistos allí donde tendriamos que serlo continuamente. Los precarios, obscenos, abyectos, rastas, los invisibles por  una casta ensimismada en sus apariencias de seriedad.

1 comentario:

  1. Me parece un artículo que hace una llamada a la reflexión de "las formas" como política ante la realidad convertida en pantalla y redes sociales que la transitan. El libro de Remedios Zafra es profético y por ahí tendrá que ir mucho del análisis político (por tanto sociológico y antropológico) que nos explique nuestra realidad.

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